miércoles, 17 de noviembre de 2010

ENTIDAD

Querido mío, a vos este escrito… Aunque en realidad cariño, estás en todos y cada uno de ellos. A veces me dices que no puedes verte en ellos, pero lee entre líneas querido, y vas a ver que tu presencia está en ellos. ¿Puedes verte ahora, pequeño? Claro que sí, sabía que podías. Ahora cariño, suelta mi mano, que te tengo que decir algo muy importante. Debo prepararnos para confesártelo amor, ya que no es algo fácil de digerir. Me arrodillo para ponerme a tu altura, no a tu altura física, ya que tú eres el más prominente; si no, tu altura interior, espiritual. “Yo estoy muerta.”, empecé y tus preciosos ojitos negros, comenzaron a agrandarse como un sol naciente. Abriste tu seductora boca, con esos labios gruesos que la visten, pero yo te detuve con mi índice. “¡Calla amor, calla! Que el silencio se apodere de ti. Y déjame a mí, terminar este discurso de Muerte, que es obligatorio para ti oír.” Enmudecido, te dispones a  ponerle  el pecho al dolor, esperas que el viento traiga a tus oídos las inevitables palabras, que duelen a tu corazón.

“Yo estoy muerta cariño mío, soy sólo un fantasma de la niña que fui. Fallecí un día de 2004, no recuerdo bien cómo fue. Pero voy a relatarte todo lo que venga a mi memoria.

Papá estaba insultando a mamá, la insultaba a ella, que es mi inminencia. Yo miraba y me escondía debajo de la mesa. Ése iba a ser mi refugio, ahí, junto con mi ángel, ellos iban a amarse y conciliarse de nuevo. Aún así, dentro de mí, yo sabía que no iba a poder ser, porque así los conocí, violentos y muertos. R llamaba a mi madre con todos los sinónimos de una mujerzuela,  era más de lo que yo podía soportar. Juré vengarme, pero las lágrimas estaban derritiendo a mi corazón. Así que, no recuerdo bien cómo, llegué al baño. Tomé una rasuradora y corté las venitas de mis muñecas. Sentía como mi ser se iba desangrando de mi cuerpo, estaba muriendo. Antes de irme completamente de este mundo, miré la entrada al baño, una nenita más pequeña que yo, presenciaba una Muerte. ‘Perdóname T’, pensé.

2005. Oscuridad.


2006. Cadáver.

2007. Resurrección.

Fue en ése año en que te conocí, pequeño. Tú sabes las circunstancias y todo amor, quizás las explique en otro texto. Tú me aceptaste con mi maldición, tú me aceptaste aún sabiendo que estoy muerta, porque te diste cuenta que hay algo en mí que permanece vivo. Eso mismo era mi virginidad en el amor, yo jamás había amado y capaz que tú pensaste que podías salvarme enamorándome. Funcionó perfectamente amor. Tu amor me salvó tantas veces, todas amor... Entonces me convertí en tu fantasma, yo no tenía cuerpo pero si Alma, mi Alma vagaba inconscientemente por este asqueroso mundo hasta que te conocí. De ese modo, yo siempre te seguiría, muerta de cuerpo, pero viva en espíritu. Yo seré el espíritu que te acompañe cada día amor, yo seré tu Ángel de La Guarda. Y cómo te dije ayer antes de poseerte:

POR TI VOY A VIVIR PARA SIEMPRE”

 


http://www.youtube.com/watch?v=Q3Y2jlaQDaA

1 comentario:

  1. ¡Ánimo,niña!Lo rosa de la vida sólo está en las pelis de los años cincuenta,pero eso no quiere decir que no se pueda vivir con alegría. Para hacerlo hay que compartir. La fe es importante pero crece mejor en grupo. Besos, María.

    ResponderEliminar